Si nos limitamos a definir mujer
pionera como aquella que destaca en un ámbito predominantemente masculino,
puede que Lola no fuera una pionera. Todo lo contrario; durante toda su vida
desempeñó uno de los oficios más estereotipados hacia la mujer de la historia:
era ama de casa.
Pero para mí y para todos
aquellos que pudimos conocerla y disfrutarla, fue sin duda una pionera, no por destacar en un ámbito poblado de hombres, sino por diferenciarse de los
estereotipos de las mujeres de su época mejor que ninguna, en un entorno tan
tradicional y femenino como el cuidado del hogar. Y lo fue por diversas
razones.
Ante todo, su verdadero objetivo
no era mantener limpio el hogar de su familia, sino que lo estuvieran las
mentes y corazones de aquellos que lo habitábamos.
Viuda a los 35 años y con dos
hijos a cargo, nunca aceptó que no pudiera tener una vida plena sin la compañía
de un hombre. Luchó por sus sueños y porque sus seres queridos lograran los
suyos, sin ayuda de nadie. Fue independiente en un mundo en el que se veía a la
mujer como un ser dependiente.
Tuvo sus propios sueños, y luchó
por ellos. Fue con esa perseverancia que tanto la caracterizaba como nos enseñó
a los demás a perseguir los nuestros propios. Amaba el campo, y se dedicó por
ello a la agricultura. Siempre quiso aprender a leer, y así lo logró a sus 60
años, llegando incluso a escribir sus propios poemas.
Fruto de esa diferenciación con
respecto del resto de mujeres de su entorno, recibió un sinfín de comentarios y
descalificaciones, pero fue también pionera en su manera de afrontarlos, no ya
solo respecto del resto de mujeres, sino de la sociedad en general. A aquellos
que tuvimos la suerte de acompañarla nos enseñó la irrelevancia de ese tipo de
ataques, y que es la estupidez lo que verdaderamente lleva a la confrontación.
Sin saber lo que era el ego, supo mostrárnoslo y hacer que lo evitáramos mejor de lo que lo haría cualquier prestigioso psicólogo.
Nunca recibió un premio Nobel ni
dirigió ningún país, pero supo ser una mujer libre y apartarse de los
estereotipos de su época mejor que ninguna otra. Todo el que tuviera el privilegio
de conocerla coincidirá conmigo en que Lola no solo fue una mujer pionera, sino
una persona única.
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